1839-1840 Jos茅 Smith va a Washington
Ronald O. Barney
Ronald O. Barney es historiador en el Departamento de Historia de la Iglesia, es el editor de una serie y un volumen de Los Documentos de Jos茅 Smith, y es el productor ejecutivo de la serie de televisi贸n Los Documentos de Jos茅 Smith
Este cap铆tulo se centra en los eventos de un invierno en la vida de Jos茅 Smith, uso como prefacio una declaraci贸n: Esta informaci贸n es provisional, y a煤n tentativa, y es parte de mi trabajo al editar y anotar el quinto volumen de la serie de documentos que componen Los Documentos de Jos茅 Smith. Mis prop贸sitos como editor documental son: primero, preparar una transcripci贸n exacta de los documentos, y segundo, preparar las notas que brinden el contexto por el cual se puedan entender mejor los registros asociados a la vida del Profeta. Esto se podr谩 realizar por los esfuerzos del equipo de eruditos que trabajan en los Documentos de Jos茅 Smith; mediante los vol煤menes que se publiquen, se han planificado treinta; y en el sitio de Internet: josephsmithpapers.org, en donde se publicar谩 el material dif铆cil de incluir en los libros ya de por s铆 muy grandes. Aunque ya se ha dado una gran publicidad con respecto al trabajo de Los Documentos de Jos茅 Smith, lo presentar茅 brevemente para dar un antecedente del viaje de Jos茅 Smith a Washington, DC.
Seg煤n est谩 planeado actualmente, habr谩 seis series en la publicaci贸n de los Documentos del Profeta Jos茅 Smith, con varios vol煤menes que se producir谩n en cada serie. Por ejemplo, el primer volumen, que se public贸 en el oto帽o de 2008, es de la Serie de los Diarios, que consistir谩 de tres vol煤menes. M煤ltiples vol煤menes formar谩n cada una de las series: Revelaci贸n y Traducci贸n, Historia, Legal, y Administrativa. El volumen en el cual estoy trabajando como editor, es el quinto de los trece libros previstos en la Serie de Documentos, la m谩s grande de todas las series de los Documentos.
Esta 煤ltima serie incluir谩 una variedad de registros contempor谩neos que muestran la vida de Jos茅 Smith, su ministerio y su papel como Presidente de la Iglesia. La Serie de Documentos incluir谩 su correspondencia, tanto la que enviaba como la que recib铆a; sus discursos de acuerdo a los reportes hechos por sus escribientes (porque es todo lo que existe de sus discursos), sus ep铆stolas escritas, sus revelaciones en contexto, las minutas de las reuniones 鈥攊ncluyendo las conferencias鈥 en las cuales habl贸, y los ensayos y art铆culos que escribi贸, dict贸 o que comision贸 para que se escribieran bajo su nombre, junto con diversa documentaci贸n ef铆mera.
Cada uno de los vol煤menes dentro de Los Documentos de Jos茅 Smith, contar谩 con la colaboraci贸n de varios co-editores. El volumen en el cual estoy trabajando cubre dos a帽os de la vida del Profeta, 1839 y 1840, e incluye todos los registros existentes para el per铆odo que he mencionado arriba. Este ensayo est谩 basado en varios de esos documentos.
La Expulsi贸n de Missouri y la Re-agrupaci贸n en Illinois
La historia comienza en el a帽o 1838. Fue una 茅poca muy complicada para el gobierno nacional. Los problemas no previstos que el presidente Van Buren hered贸 de su antecesor, Andrew Jackson, hab铆an llevado al retroceso econ贸mico conocido como el P谩nico de 1837, el cual pesaba sobre los americanos. Mas temprano en el a帽o hab铆a comenzado a operar clandestinamente el movimiento que animaba a los esclavos negros a huir hacia la liberaci贸n en los estados libres del norte. Algunos problemas regionales se intensificaron cuando el primer abolicionalista fue elegido a la Casa de Representantes. Y al mismo tiempo de la expulsi贸n de los Santos de Missouri, durante el invierno de 1838-1839, el gobierno federal desterr贸 de Georgia a una cantidad algo similar de indios Cherokees hacia tierras designadas en lo que ahora es Oklahoma. Los graves asuntos que ocupaban a la ciudadan铆a norteamericana en 1838 relegaron la cat谩strofe que se estaba consumando sobre los Santos de los 脷ltimos D铆as en el estado m谩s occidental de Estados Unidos: Missouri.
Con los seguidores del Profeta sumidos en el p谩nico despu茅s de que el estado de Missouri los presionara para que se rindieran y huyeran, Jos茅 Smith estuvo encarcelado varias veces las que empezaron en la primera semana de noviembre de 1838 鈥攑rimero en Independence, luego en Richmond, y despu茅s en Liberty en el Condado Clay, en Missouri, a donde lleg贸 el 1 de diciembre de 1838. Cuatro meses y medio despu茅s, habiendo sobrevivido un crudo invierno en el calabozo de piedra de la c谩rcel, Jos茅 鈥渟e escap贸鈥 junto con cuatro compa帽eros con la colaboraci贸n de sus guardias simpatizadores. Una semana despu茅s, el 22 de abril de 1839, se reuni贸 con su esposa e hijos en la ciudad de Quincy, Illinois en la rivera del R铆o Mississippi.
Muy pronto, el Profeta junto con varios miles de sus seguidores empobrecidos, hicieron planes para reubicarse algunas cuarenta y tantas millas r铆o arriba en la villas de Commerce, Illinois y Montrose, Iowa. El 10 de mayo de 1839, Jos茅 y Emma con sus cuatro hijos se mudaron a una casa de troncos cerca de la ribera del enorme r铆o, en lo que posteriormente ser铆a llamada Nauvoo. La creciente ciudad, ten铆a antecedentes que se remontaban hasta el principio del siglo; tan temprano como en 1805, Zebulon Pike, un explorador del gobierno, pas贸 por ese lugar. Los primeros colonizadores blancos se instalaron en esa curva del R铆o Mississippi en 1823. Otros los siguieron. Seis a帽os despu茅s, el mismo a帽o en que se organiz贸 el Condado Hancock, los pocos habitantes del futuro lugar morm贸n establecieron una villa peque帽a con el ex贸tico nombre de Venus. Cinco a帽os despu茅s esa peque帽a villa fronteriza se convirti贸 en Commerce, y una colonia hermana, Commerce City, se fund贸 tres a帽os despu茅s. La belleza de la pen铆nsula localizada en el condado m谩s occidental de Illinois, atrajo a los Santos hacia la regi贸n. Aqu铆 la visi贸n de Jos茅 con respecto a una metr贸poli pr贸spera se materializ贸 r谩pidamente.
El 茅xito inicial de la ciudad ocult贸 las dificultades que enfrentaron los nuevos colonizadores a fines de la primavera y durante el verano de 1839. En realidad, no fue nada f谩cil preparar el lugar para que fuera ocupado por un pueblo golpeado por la pobreza. El trabajo de Jos茅 Smith como director de las operaciones, constructor de la ciudad, y como estratega institucional complement贸 el esfuerzo significativo de los Santos para construir la nueva ciudad. Durante el primer verano de la villa, Jos茅 sufri贸 de malaria junto con muchos de los Santos. Fue durante este per铆odo descorazonador y dif铆cil 鈥攁unque optimista鈥 que el Se帽or le inspir贸 al Profeta a llamar al reci茅n formado Qu贸rum de los Doce Ap贸stoles al servicio misional en la Gran Breta帽a. En unas pocas semanas la mayor铆a de los Doce se embarcaron hacia sus misiones. Aunque no se uni贸 a ellos en su misi贸n apost贸lica, Jos茅 no se qued贸 solamente para disfrutar los frutos de sus trabajos en la nueva ciudad. Una empresa muy significativa que auguraba un gran avance para la Iglesia, se estaba gestando.
La Misi贸n a Washington
Aunque apenas se hab铆an descongelado sus cuerpos de la terrible experiencia del invierno, los Santos se reunieron en una conferencia de la Iglesia en mayo de 1839 en Quincy, Illinois, en donde muchos se estaban rehabilitando. En la secuela de su horrible expulsi贸n de sus tierras y de sus derechos en Missouri, ten铆an algo en sus mentes. Despu茅s de todo, los oficiales de Missouri hab铆an expulsado a ciudadanos americanos cuyos antepasados ten铆an cicatrices que evidenciaban su sacrificio patri贸tico para tener instituciones libres. Debido a que la Iglesia no ten铆a ninguna representaci贸n en la capital de la naci贸n, la conferencia asign贸 a Sidney Rigdon, consejero en la Primera Presidencia, de cuarenta y seis a帽os de edad, para que fuera el primer agente de la Iglesia que presentara la situaci贸n de los Santos de Missouri ante el gobierno federal. Sin embargo, para la fecha de la conferencia de octubre ese oto帽o hab铆a surgido una nueva estrategia revisada. El presidente Rigdon deb铆a ser acompa帽ado por Elias Higbee, de cuarenta y cuatro a帽os de edad, que hab铆a sido un juez muy capaz en el Condado Caldwell, Missouri; tambi茅n se les unir铆a el Profeta Jos茅 Smith, que ten铆a treinta y tres a帽os de edad.
En una ventana muy interesante al interior del gobierno de la Iglesia en esa 茅poca, la misi贸n a Washington fue aprobada dos semanas despu茅s de la conferencia, pero no por la Primera Presidencia o el Qu贸rum de los Doce, pues la mayor铆a de ellos hab铆an salido de Nauvoo rumbo a Gran Breta帽a unos meses antes, sino por el sumo concejo de la Estaca de Nauvoo. A la semana siguiente el concejo fij贸 su aprobaci贸n final en el documento que ratificaba la propuesta del Profeta con respecto al viaje. Al d铆a siguiente, 29 de octubre de 1839, Jos茅 Smith y su grupo peque帽o, que inclu铆a a Orrin Porter Rockwell de veinticinco a帽os de edad, salieron de Nauvoo rumbo a Washington. Aunque Sidney Rigdon, que ten铆a malaria, no estaba en condiciones de viajar, sali贸 con el grupo. Despu茅s de viajar unas cien millas y llegar a Springfield, la reci茅n nombrada capital del estado de Illinois, empeor贸 la condici贸n de Sidney lo que los forz贸 a tomar una decisi贸n: 脡l necesitaba recibir ayuda o tendr铆a que quedarse. All铆 en Springfield, el 8 de noviembre, encontraron a un joven doctor de veintiocho a帽os de edad, de nombre Robert D. Foster, que aparentemente acababa de unirse a la Iglesia, y lo convencieron de que fuera con ellos y que atendiera a Sidney Rigdon.
A causa de la debilidad del Presidente Rigdon, entreg贸 todas las cartas de presentaci贸n que le hab铆an sido preparadas para 茅l y las endos贸 a favor de Jos茅 Smith, junto con su propia aseveraci贸n de Jos茅, este 煤ltimo documento fue fechado el 9 de noviembre de 1839. Con el s茅quito aumentado, el grupo continu贸 su viaje rumbo al este, y probablemente viajaron por el Camino Nacional una vez que llegaron al estado de Indiana. El 18 de noviembre, el grupo hizo una pausa cerca de Columbus, Ohio, para darle un descanso a Sidney. Jos茅 Smith no pudo soportar la demora y decidi贸 continuar en compa帽铆a de Elias Higbee, y as铆 permitir que Sidney tuviera tiempo para recuperarse.
La informaci贸n que se ha comentado hasta este punto, viene de documentos contempor谩neos muy dispares que dan informaci贸n acerca de la misi贸n a Washington, a los cuales me referir茅. De aqu铆 en adelante contamos con documentos que tienen que ver con la misi贸n misma. Pero hay una consideraci贸n que debemos incluir aqu铆 que se basa en otros eventos que se refieren al ministerio del Profeta; en particular nos ayuda a entender la vida del Profeta en esa 茅poca. A menudo, los detalles de los eventos que se reconstruyen de memoria tiempo despu茅s 鈥攅specialmente cuando no hay registros contempor谩neos鈥 han adquirido vida propia y han permanecido en las discusiones p煤blicas del pasado. En algunos casos, aunque de seguro no en todos ellos, la memoria no refleja la realidad de los incidentes. Un ejemplo tiene que ver con el relato que nos ocupa.
Empezaremos con el viaje mismo, en el cual despu茅s de cerca de mes de estar en camino, ocurri贸 un evento notable que sigue siendo un indicador del car谩cter de Jos茅 Smith. El doctor Foster, el joven m茅dico que se uni贸 al s茅quito del Profeta rumbo a Washington, posteriormente escribi贸 en 1874:
Al llegar a Dayton, Ohio, dejamos nuestros caballos a cargo de un hermano de la iglesia, y algunos de nosotros, seguimos adelante en una diligencia; y en la misma diligencia que nos llev贸 sobre las Monta帽as Allegheny iban como pasajeros, el Senador Aaron de Missouri y un se帽or Ingersol, un miembro del congreso, que era de Nueva Jersey o de Pennsylvania, no recuerdo bien; y en la cumbre de la monta帽a llamado Cumberland Ridge, el conductor dej贸 la diligencia y a sus cuatro caballos bebiendo en una parada del camino, en tanto que 茅l se fue a la taberna para tomarse un vaso de vino, algo muy usual entre los conductores de diligencias. Mientras estaba ausente, los caballos se espantaron y corrieron con el coche y los pasajeros. En el coche iba tambi茅n una mujer con un ni帽o que estaba terriblemente asustado. Algunos pasajeros hab铆an saltado del coche, y ninguno escap贸 sin heridas ya que los caballos corr铆an a una velocidad atemorizante y al lado de una monta帽a empinada. La mujer estaba a punto de arrojar al ni帽o fuera del coche, y dijo que ella misma iba a saltar, ya que estaba segura que los que se quedaran se despedazar铆an porque hab铆a una curva muy cerrada en el camino, y por un lado la monta帽a se alzaba varios cientos de pies arriba de los caballos y por el otro hab铆a un abismo o barranco y el camino era un corte muy angosto al lado de la monta帽a a mitad del camino entre la parte m谩s alta y la m谩s baja. Al momento en que la mujer iba a arrojar a su hijo, Jos茅 Smith. . . . detuvo a la mujer y de manera imperiosa le dijo que se sentara, y que ni un cabello de su cabeza o de ninguno de los que iban en el coche ser铆a lastimado. Lo dijo en una manera tan confiada que todos los que iban a bordo se quedaron fascinados y despu茅s de amonestar y animar a los pasajeros, abri贸 una de las puertas, con una mano se sujet贸 del riel que rodeaba el asiento del conductor y de un brinco se subi贸 al asiento. Las riendas estaban atadas al riel superior, para evitar que se cayeran mientras el conductor no estaba; las desamarr贸, las tom贸 en sus manos, y aunque los caballos iban corriendo a su m谩xima velocidad, 茅l, usando una fuerza m谩s que herc煤lea, los hizo calmarse a un galope moderado, luego al trote, a caminar al paso y finalmente a detenerse al pie del Cumberland Ridge, sin que hubiera ning煤n accidente o da帽o a los pasajeros, a los caballos o a la diligencia, y despu茅s de eso, los caballos se ve铆an tan calmados y tranquilos como si nunca se hubieran escapado. [1]
Por supuesto, esta es una gran historia. Y algunas partes de ellas son demostrablemente ciertas con base en otros documentos. Pero como uno puede determinar de esta narrativa, el escritor se present贸 como testigo ocular del evento. La dificultad con esta ingerencia es que el narrador, el doctor Foster, muy probablemente no iba a bordo de la diligencia porque se hab铆a quedado en Ohio con Sidney Rigdon para ayudarle a recuperarse. 脡l cre贸 la historia, incluyendo los nombres de los oficiales del gobierno, de una fuente o fuentes distintas a su propia experiencia por razones que no conocemos. Sin embargo, hay un reporte de un testigo ocular que fue escrito el 5 de diciembre de 1839 por Elias Higbee, compa帽ero de Jos茅 Smith, dentro de dos semanas del acontecimiento, que permite que los lectores modernos estar m谩s cerca del incidente. Dice lo siguiente:
铆bamos de Wheeling hasta este lugar, con uno de los miembros del Congreso de Missouri, quien estaba borracho la mayor parte del tiempo, con excepci贸n de una vez en la cual pudo navegar pero estaba tan indispuesto que no pudo comer 鈥 los caballos corrieron libremente con la diligencia, corrieron como tres millas, algunos pasajeros saltaron y resultaron heridos. El hermano Jos茅 se sali贸 de la diligencia tom贸 las riendas y detuvo a los caballos, y salv贸 la vida de una mujer y un ni帽o. Fue felicitado muy ampliamente por todo el grupo por su gran esfuerzo y por su presencia de 谩nimo durante todo el incidente. E[lias] Higbee, que fue quien report贸 este acontecimiento, dijo que hab铆a saltado de la diligencia en un momento favorable, justo antes de detenerse, con la intenci贸n de ayudar a detenerlos y que result贸 herido levemente. La compa帽铆a de diligencias no lo supo sino hasta despu茅s de nuestra llegada. [2]
Elias Higbee, hoy es casi desconocido en los c铆rculos hist贸ricos debido a su muerte prematura en 1843 y a la falta de documentos personales existentes, hab铆a sido llamado a jugar un papel importante en la vida del Profeta en esa 茅poca. Los Doce, por supuesto, no estaban disponibles para aumentar la delegaci贸n a Washington. Indudablemente Sidney Rigdon habr铆a desempe帽ado una parte mucho m谩s visible e influyente de esta aventura si su salud no se lo hubiera impedido, y su ausencia llev贸 a Elias Higbee a la elevada posici贸n de ser el primer emisario de la Iglesia, aunque tan extraoficialmente como fue, ante Washington, DC. Despu茅s del encuentro de Jos茅 Smith con Martin Van Buren, el cual se comentar谩 m谩s adelante, el Profeta se qued贸 en Washington y sus alrededores por tres semanas m谩s, tratando de reunir apoyo para los Santos principalmente cabildeando con la delegaci贸n del estado de Illinois en Washington. Pero despu茅s de determinar que ya no podr铆a hacer m谩s en Washington, con confianza dej贸 solo a Elias Higbee en la capital de la naci贸n para presentar el mensaje de los Santos a todo aquel que lo escuchara. Jos茅 efectu贸 una gira ministerial entre grupos de Santos de los 脷ltimos D铆as en Pennsylvania y Nueva Jersey. Sabemos que entonces el Profeta regres贸 a Washinton, DC para continuar sus tratos con el Congreso, as铆 como algunos otros menesteres.
Mientras estuvo con Jos茅 Smith en diciembre de 1839, Elias Higbee escribi贸 dos cartas para los Santos en Nauvoo, y escribi贸 otras seis cartas subsiguientes para Jos茅 durante febrero y marzo de 1840, despu茅s de la salida del Profeta de Washington. Estas, junto con las comunicaciones que Higbee recibi贸 de los miembros del congreso, sirven como las principales fuentes de informaci贸n acerca de los esfuerzos de Jos茅 y de la Iglesia ante el Presidente de los Estados Unidos y el Congreso con respecto a las peticiones de los Santos para ser recompensados y que se les restauraran sus derechos en 1839-1840.
Llegada a Washington
Lo que sabemos acerca de la llegada de los solicitantes a Washington, DC se puede ver mejor en la carta de Elias Higbee del 5 de diciembre de 1839, dirigida a Hyrum Smith en Nauvoo. Higbee report贸: 鈥淟legamos a esta ciudad durante la ma帽ana del 28 de noviembre, y pasamos la mayor parte del d铆a buscando alguna casa de asistencias y tuvimos 茅xito en encontrarla. Obtuvimos alojamiento de lo m谩s barato que se puede tener en esta ciudad.鈥 [3] En el a帽o 1839, Washington, DC no era el orgullo de las ciudades americanas. De hecho, muchos, si no es que la mayor铆a de los americanos, la consideraban decepcionante, al igual que casi todos los europeos que estaban acostumbrados al brillo y la elegancia de las florecientes capitales de Europa. Francis Grund, un caballero nacido en Viena, visit贸 Washington m谩s o menos al mismo tiempo que Jos茅 Smith y al llegar a la capital de la naci贸n escribi贸 lo siguiente:
La llegada a la metr贸poli no es nada menos que impactante. . .
Washington es, de hecho, una ciudad tan sui generis, de la que ning煤n europeo que no la haya visto se puede formar una idea adecuada. [Esto no era un cumplido.] El se帽or Serullier, antiguo ministro de Francia, acostumbraba llamarla 鈥渦na ciudad de grandes distancias;鈥 pero aunque esto sea verdad, yo m谩s bien la llamar铆a 鈥渦na ciudad sin calles.鈥 El Capitolio, es un palacio magn铆fico situado en una elevaci贸n llamada Capitol-Hill, y la Casa Blanca, la residencia del Presidente, son las 煤nicas muestras de arquitectura en todo el pueblo; ya que el resto son casuchas, y a煤n los edificios p煤blicos tales como la Tesorer铆a, los Departamento de Guerra y Marina, y la Oficina General de Correos, son ligeramente superiores a las casas habitaci贸n ordinarias en Europa. Todo el pueblo, de hecho, no es m谩s que un ap茅ndice de esos dos edificios, una especie de ante-c谩mara ya sea para el Capitolio o para la residencia del Magistrado Supremo. Si tal pueblo estuviera situado en Europa, uno se imaginar铆a que esos edificios ser铆an las residencias de los pr铆ncipes, y las dem谩s las humildes moradas de sus sirvientes.
La 煤nica cosa que parece una calle en Washington es la Avenida Pennsylvania, con una sola hilera de casas y en tramos una doble hilera de casas que conduce del Capitolio a la Casa Blanca. En esta calle se encuentran los principales hoteles de la ciudad, y un considerable n煤mero de casas de asistencias. Los primeros son dos barracas en que se pueden alojar de ciento cincuenta a doscientas personas, y las 煤ltimas son, en su mayor铆a, guaridas de poca monta, en las cuales un hombre encuentra el peor de los alojamientos a precios muy exorbitantes, y con frecuencia se alegra por poder ser alojado. [4]
Aunque no podemos indicar que la experiencia de Jos茅 Smith y de Elias Higbee fue id茅ntica a la de Grund, las generalidades descritas aqu铆 se asemejan a otras opiniones similares sobre la ciudad y sus residentes. Grund contin煤a:
La primera cosa que me impact贸 en Washington fue el gran n煤mero de personas deambulando por las calles sin ninguna ocupaci贸n aparente, lo que en otras ciudades de Estados Unidos casi no se ve. Si hay personas pobres y ociosas caminando por las calles de Nueva York, Boston o Baltimore, por lo general se debe, y me da pena decirlo, a los reci茅n llegados de Europa, a los pasajeros de tercera clase que a煤n no han conseguido empleo. Sin embargo, Washington es una ciudad de holgazanes americanos, 鈥攗n grupo de caballeros de m茅ritos tan particulares que merecen un comentario p煤blico鈥. Viven en lo que llaman un 鈥渆stilo elegante,鈥 se levantan a las ocho o nueve de la ma帽ana, desayunan en sus propias habitaciones, se fuman cino o seis puros hasta que den las doce, y a esa hora se visten para ir al Senado. . . .
El Senado de los Estados Unidos es, en realidad, la mejor sala en Washington; porque es all铆 a donde las j贸venes que siguen las modas acuden para exhibir sus atractivos. El Capitolio es, en t茅rminos de la moda, el teatro de la 贸pera en la ciudad; y la C谩mara de Representantes el lugar de reuniones. A falta de un buen teatro, el Capitolio proporciona un lugar tolerable para los enlaces, y a causa de eso es visitado durante toda la temporada, 鈥攄esde diciembre hasta abril o mayo鈥 por todos los holgazanes del lugar y por todas las bellas que quieren convertirse en la moda.
Al terminar los discursos y las discusiones en el Senado, los perezosos salen a comer, lo cual no es nada agradable para quienes se ven obligados a sentarse en una mesa ordinaria. Por esa raz贸n se juntan en grupos de cuatro o seis, para comer en sus habitaciones; ya que las comidas individuales son muy caras, y las personas que tienen los medios para atender a otras en Washington no son suficientes para acomodar a todos en la mesa privada de alg煤n caballero. [5]
Probablemente es seguro decir que, al igual que Grund, Jos茅 Smith se sinti贸 abrumado por Washington y sus adornos.
El Presidente Smith y su acompa帽ante encontraron alojamiento a un costo modesto justo al oeste del edificio del Capitolio estadounidense en la esquina de las calles Missouri y Tercera, un lugar que hoy estar铆a dentro de la Plaza Comercial Nacional en Washington. El reporte de Elias Higbee a sus hermanos en Nauvoo, continu贸 as铆: 鈥淓l viernes por la ma帽ana del d铆a 29 de noviembre, fuimos a la casa del Presidente. Hallamos un palacio grande y espl茅ndido rodeado por un jard铆n decorado con todos los primores y elegancias de este mundo. Llamamos a la puerta y pedimos ver al Presidente.鈥 [6]
La Audiencia con el Presidente
Llegamos ahora al centro del relato tradicional de la audiencia de Jos茅 Smith con Martin Van Buren, el Presidente de los Estados Unidos. Este relato se ha repetido con frecuencia por los Santos de los 脷ltimos D铆as y por otras personas, aunque los esfuerzos de Jos茅 Smith y Elias Higbee, en diciembre de 1839, con la delegaci贸n del estado de Illinois en el Congreso y los esfuerzos posteriores de Higbee a favor de los Santos con el Comit茅 Judicial del Senado, fueron m谩s importantes y prometedores que el breve encuentro con el presidente del pa铆s.
Un relato publicado en un peri贸dico fechado el 21 de diciembre de 1839, report贸 acerca de la delegaci贸n mormona (que para entonces inclu铆a a Sidney Rigdon) y que ya hab铆a estado en Washinton por tres semanas:
Algunos de los l铆deres mormones se encuentran actualmente en la ciudad. Su objetivo es obtener compensaci贸n por los p茅rdidas sufridas por ellos como consecuencia de los ultrajes cometidos contra ellos en Missouri. La declaraci贸n que han dirigido al Presidente y al Congreso, presenta detalles de los robos y la carnicer铆a, que afligen el coraz贸n. Hogares incendiados, hombres asesinados a sangre fr铆a, las mujeres arrojadas a los bosques para que dieran a luz a sus hijos en las cuevas de lobos, son cuadros demasiado horribles para contemplarlos. Parece que son pac铆ficos e inofensivos, y si el fanatismo los ha llevado al error; la raz贸n, no la violencia, se debe usar para rescatarlos.
Jos茅 Smith, el l铆der y profeta de la secta, que profesa haber recibido las planchas de oro en las cuales estaba escrito el credo morm贸n, y que ha figurado en la lucha de manera notoria, es un hombre alto y musculoso, con un semblante que no denota ignorancia. Por el contrario, muestra tener un car谩cter inteligente. Su estatura alcanza los seis pies, y su apariencia general es la de un campesino, m谩s preparado para labrar la tierra, que para la divulgaci贸n de la profec铆a. Sin tener la ventaja de la educaci贸n, se ha aplicado, con mucha diligencia, a adquirir conocimiento; y aunque su dicci贸n no es exacta, y su selecci贸n de palabras no siempre demuestra buen gusto, conversa con fluidez en los temas cercanos a su coraz贸n, y sin importar lo que se piense sobre la correcci贸n de sus opiniones, nadie que platique con 茅l pone en duda que sus convicciones de su verdad son sinceras y firmes. Sus ojos demuestran que tiene un esp铆ritu resuelto y que sin duda enfrentar铆a el peligro para testificar de su firmeza y devoci贸n, con tan poca vacilaci贸n como lo hicieron los l铆deres de los tiempos antiguos. No es probable que obtengan alg煤n remedio de parte de las personas del Gobierno Federal. Su remedio yace contra el estado de Missouri. Pero debe entenderse, que en base a lo profundo de sus sentimientos heridos que llevan en el coraz贸n, y la convicci贸n que muestran de querer emparejarse, que si no son protegidos por la ley, y regresan a Missouri y comienzan una l铆nea de acci贸n de retribuci贸n, y con base en el n煤mero de sus miembros, eso producir谩 males mayores que los que ya han ocurrido. Entiendo que los seguidores de este nuevo credo, en todo Estados Unidos, ya exceden los 200,000, y todav铆a siguen creciendo. La persecuci贸n aumenta sus filas. [7]
A pesar de los puntos de vista de este periodista acerca de los objetivos de los Santos de los 脷ltimos D铆as de esa 茅poca, en su mayor parte, solamente los mormones y quienes los observaban, se interesaron en la visita de Jos茅 Smith a Martin Van Buren. Los bi贸grafos de se帽or Van Buren no mencionan a Jos茅 Smith ni su visita al Presidente; la propia autobiograf铆a de Van Buren (de casi ochocientas p谩ginas) no menciona a Jos茅 Smith ni a los mormones (aunque tampoco menciona a su propia esposa ni su matrimonio). En los propios documentos de Van Buren, que ahora forman parte de la Biblioteca del Congreso, en la divisi贸n de manuscritos, no se describe tal visita. Los varios reportes peri贸disticos que posteriormente dieron cuenta de la presencia de Jos茅 Smith y su peque帽o grupo en Washington, no mencionan que se haya reunido con Van Buren. Y aparte de las dos cartas de presentaci贸n (una de Sidney Rigdon y la otra de James Adams, un amigo de Jos茅 Smith de Springfield, Illinois) que Jos茅 Smith le entreg贸 al Presidente (ahora son parte de los documentos del presidente), no existe, que yo sepa, ninguna otra documentaci贸n, con excepci贸n de la siguiente. [8]
Diecis茅is a帽os despu茅s del acontecimiento, John Reynolds, el antiguo gobernador de Illinois que lleg贸 a ser congresista de los Estados Unidos representando a Illinois en 1834, escribi贸 una memoria que se public贸 en 1855. En ella describi贸 su papel en ese encuentro hist贸rico:
En diciembre de 1839, el profeta Jos茅 Smith, se present贸 en la ciudad de Washington y le present贸 al Congreso sus solicitudes para compensaci贸n por las p茅rdidas que 茅l y los mormones sufrieron en Missouri en la ciudad de Far West.
Cuando el profeta lleg贸 a la ciudad de Washinton, quiso ser presentado al Presidente Van Buren.
Yo hab铆a recibido cartas, as铆 como los dem谩s dem贸cratas miembros del congreso, de que Smith era un personaje muy importante en Illinois, y que le ofreciera las debidas atenciones y cortes铆as que merec铆a. Hasta donde pudimos saber en Washington, en esa fecha se mantuvo justo y honorable, con excepci贸n de su fanatismo religioso. La simpat铆a del pueblo estaba a su favor.
Me toc贸 presentarlo ante el Presidente, y una ma帽ana, el profeta Smith y yo fuimos a la Casa Blanca para ver al Primer Magistrado. Cuando estabamos a punto de entrar al departamento del se帽or Van Buren, el profeta me pidi贸 que lo presentara como un 鈥淪anto de los 脷ltimos D铆as.鈥 Fue algo tan inesperado y tan extra帽o para m铆. . . . que no pod铆a creer que pidiera que le mencionara al Presidente tal tonter铆a. Pero me lo volvi贸 a pedir, cuando le pregunt茅 si le hab铆a entendido bien. Lo present茅 como un 鈥淪anto de los 脷ltimos D铆as,鈥 lo que hizo sonre铆r al Presidente. [9]
Lamentablemente, el Congresista Reynolds no incluy贸 un reporte de lo que se trat贸 en la reuni贸n, haciendo que el reporte de Higbee sea la principal fuente de informaci贸n con respecto a la audiencia del Profeta con el presidente.
Debe recordarse que Van Buren era de la generaci贸n del padre de Jos茅 Smith, ya que hab铆a nacido en 1782. Cuando Jos茅 lo conoci贸, el presidente ten铆a cincuenta siete a帽os de edad; Jos茅, como ya se mencion贸, ten铆a treinta y tres. Acerca de la llegada a la Casa Blanca, la mansi贸n del presidente, Elias Higbee escribi贸: 鈥渇uimos conducidos inmediatamente a un departamento superior, donde nos encontramos con el presidente y fuimos introducidos a su sala, en donde le entregamos nuestras cartas de presentaci贸n; 鈥攖an pronto como ley贸 una de ellas, nos vio con una especie de ce帽o medio fruncido y dijo 驴qu茅 puedo hacer? No puedo hacer nada por ustedes鈥 si lo hago me enfrentar茅 con todo el estado de Missouri.鈥 [10]
Esta declaraci贸n ha servido durante generaciones como el 铆cono que representa el mal trato que recibieron los Santos de parte del gobierno federal. En alguna ocasi贸n trat茅 de investigar esa expresi贸n en la literatura de la Iglesia y en los discursos desde los p煤lpitos. Muy pronto result贸 evidente que el relato se hab铆a repetido tan extensamente que tratar de calcular sus alcances era de muy poco valor. Ya est谩 grabado en el cuerpo de nuestra identidad.
Antes de que empecemos a investigar m谩s ampliamente el significado de este encuentro, consideremos las otras cosas que Elias Higbee mencion贸 en su carta a los hermanos en Nauvoo. Aunque el presidente hab铆a desechado su petici贸n, Higbee escribi贸: 鈥渘o nos ibamos a intimidar, y demandamos una audiencia y nuestros derechos constitucionales 鈥 antes de que salieramos, prometi贸 que reconsiderar铆a lo que hab铆a dicho, y coment贸 que simpatizaba con nosotros debido a nuestro sufrimiento.鈥 Ahora expresaremos nuestros sentimientos y nuestros puntos de vista con respecto al Presidente, ya que 鈥渃on nuestros propios ojos hemos visto su majestad.鈥 [11] Aunque Higbee se burl贸 del aire de realeza del presidente en lenguaje b铆blico 鈥 鈥渃on nuestros propios ojos hemos visto su majestad.鈥 (2 Pedro 1: 16)鈥 tambi茅n sugiri贸 que Van Buren pudo haber estado dispuesto a reconsiderar la petici贸n.
Existe algo de disputa con respecto a que si la disposici贸n de Van Buren a reconsiderar la petici贸n de los Santos dio como resultado una segunda visita a la Casa Blanca por parte de la delegaci贸n mormona. Tradicionalmente solamente se habla de una reuni贸n de Jos茅 Smith y Martin Van Buren. Sin embargo, al leer la History of the Church para el fin de enero y la primera parte de febrero de 1840, se puede conclu铆r que en efecto hubo un encuentro posterior. (Jos茅 Smith ya hab铆a regresado a Washington para esas fechas, despu茅s de su visita a Pennsylvania y Nueva Jersey.) Habi茅ndose inclu铆do en la History of the Church la carta de Elias Higbee del 5 de diciembre de 1839 en que se hace la cr贸nica de la primera visita de la delegaci贸n el 29 de noviembre de 1839, en una entrada en la History que cubre el per铆odo de fines de enero y principios de febrero de 1840, el cual por supuesto no es un documento contempor谩neo sino que se compil贸 algunos a帽os despu茅s del evento, se lee: 鈥淒urante mi estad铆a me entrevist茅 con Martin Van Buren, el presidente, quien me trat贸 muy insolentemente y fue con gran renuencia que escuch贸 nuestro mensaje, y al oirlo dijo: 鈥Caballeros su causa es justa, pero no puedo hacer nada por ustedes,鈥 y 鈥榮i hago algo por ustedes perder茅 los votos de Missouri.鈥欌 Aunque las palabras que describen la reuni贸n o reuniones son algo similares, las consecuencias de las reuniones, si en en verdad fueron dos, son manifiestamente diferentes. Los relatos de los discursos dados por Jos茅 Smith a su regreso a Illinois despu茅s de su viaje a Washington, seg煤n se indica mas abajo, sugieren que la hostilidad que sinti贸 Jos茅 Smith hacia Martin Van Buren fue resultado de una segunda visita, ya que la primera visita les caus贸 decepci贸n m谩s que indignaci贸n y disgusto. Para poder estar seguros, como se reportar谩 m谩s abajo, hay detalles contradictorios en la documentaci贸n existente relativa al encuentro Smith/
El Reporte de John Reynolds
Antes de continuar, deseo regresar a algunas otras de las cosas que John Reynolds dijo acerca de Jos茅 Smith y los mormones. Dadas las declaraciones directas que hizo en sus memorias, y a la luz de lo que puede parecer una cr铆tica despectiva, es consecuente hacer un reconocimiento particular. Reynolds escribi贸 en 1855:
En todos los grandes eventos y revoluciones en las diversas naciones de la tierra nada supera a la historia extraordinaria de los mormones. Los hechos relativos a este pueblo singular son tan extra帽os, tan opuestos al sentido com煤n, y tan grandes e importantes, que no recibir铆an nuestra credibilidad si no hubi茅ramos visto con nuestros ojos cuando sucedieron dichos eventos. Ning煤n argumento o forma de pensar podr铆a inducir a alguien a creer que en el siglo diecinueve, en los Estados Unidos, y ante el fulgor de la ciencia, la literatura y la civilizaci贸n, se pudiera levantar una secta religiosa por medio de la 颈尘辫辞蝉颈肠颈贸苍 y el enga帽o. Pero esos son los hechos, y nos vemos forzados a creerlos. Esta secta, entre los peligros de todas clases y la persecuci贸n, ha alcanzado en los 煤ltimos veinticinco o treinta a帽os. casi medio mill贸n de almas, diseminados en varios pa铆ses.[12]
Mientras Jos茅 y Elias le suplicaban a la delegaci贸n del Congreso de Illinois que atend铆eran las peticiones de los mormones de Missouri, John Reynolds sac贸 sus propias conclusiones con respecto al l铆der morm贸n: 鈥淪mith, el profeta, permaneci贸 en Washington una gran parte del invierno y predic贸 con frecuencia en la ciudad, llegu茅 a estar bien relacionado con 茅l. Era una persona de una estatura un poco m谩s grande de lo normal, bien proporcionado, y creo que pesaba algunas ciento ochenta libras. Era algo corpulento pero su apariencia era amable y benevolente. No parec铆a tener rudeza o barbaridad en su car谩cter, as铆 como tampoco aparentaba tener el gran talento y mente sin l铆mites que le ayudar铆a a lograr las maravillas que realiz贸.鈥 [13]
Aunque Reynolds se hallaba perplejo por el contraste entre la circunstancia y el comportamiento humilde de Jos茅 en yuxtaposici贸n con sus logros notables, lleg贸 a esta deducci贸n notable: 鈥淣adie puede predecir el destino de esta secta, y ser铆a una blasfemia, en este 茅poca, el comparar a su fundador con el Salvador, pero sin embargo, podr铆a llegar a ser una historia verdadera dentro de mil a帽os, que la posici贸n y la personalidad de Jos茅 Smith, como profeta, sea catalogada como igual a cualquiera de los profetas que le precedieron.鈥 [14]
Hay algo m谩s que anotar acerca de John Reynolds, antes de que lo dejemos, y aunque suena como trivia, es una coincidencia mucho mayor que eso. El hermano de John era Thomas Reynolds, el gobernador de Missouri en ese entonces. En la 茅poca en que Juan se relacion贸 con Jos茅 Smith, Thomas Reynolds empez贸 sus esfuerzos para extraditar a Jos茅 Smith a Missouri por supuestos cr铆menes que Thomas, como juez en Missouri, hab铆a rechazado antes de su ascenci贸n al poder.
Opiniones acerca de Van Buren
Como se mencion贸 anteriormente, lamentablemente no existen registros del Presidente Van Buren que describan a Jos茅 Smith, la reuni贸n que sostuvieron, o su opini贸n acerca de los mormones. Sin embargo, tenemos un punto de vista acerca de ese evento y de su resultado; y otra vez, se resalta la importancia del registro de Elias Higbee. En su descripci贸n del octavo presidente, el 5 de diciembre de 1839, dijo:
Es un hombre peque帽o, de complexi贸n clara, y rasgos ordinarios; de ceja fruncida y un cuerpo considerable pero no bien proporcionado en raz贸n de sus brazos y piernas 鈥攜 usando sus propias palabras, es bastante gordo鈥 En suma, creemos que no tiene cuerpo o partes, ya que ninguna de sus partes parece ser proporcional a otra 鈥攑or lo tanto, en vez de decir cuerpo y partes, decimos cuerpo y parte, y para ir directo al punto, es un tunante o un tonto (porque juzg贸 nuestra causa antes de conocerla,) no pudimos encontrar el modo de hacer que le entrara la verdad.鈥 No les decimos a los Santos que no voten por 茅l, pero s铆 decimos claramente, (aunque no debe publicarse en las calles de Nauvoo, y tampoco entre las hijas de los gentiles) que nuestra intenci贸n es que 茅l no reciba nuestros votos.鈥 [15]
Aunque esta declaraci贸n y otras posteriores hechas por Jos茅 Smith acusan a Martin Van Buren en lo personal y en principio, la historia es mucho mayor que 茅ste solo encuentro. Aunque algunos de los contempor谩neos de Van Buren le ten铆an inmensa antipat铆a, una condici贸n que se aplica a muchos de quienes tienen rivales pol铆ticos, existe un consenso justo y uniforme entre los eruditos modernos de que Van Buren fue un hombre honorable y, de alguna forma, un pol铆tico extraordinario. De hecho, es reconocido por muchos por ser el padre fundador de los partidos pol铆ticos modernos. 驴C贸mo podemos explicar la incongruencia de que Van Buren era un hombre honorable pero a la vez fue indiferente a la petici贸n de los Santos? A mi juicio, hubo tres factores primordiales, que ayudan a explicar este dilema. Los identificar茅 en lo general y de manera breve. El primer factor fue la preocupaci贸n de Van Buren en ser reelegido. A fines del a帽o 1839, el regreso de Van Buren a la Casa Blanca como un presidente dem贸crata, al igual que Andrew Jackson su predecesor en dos per铆odos, de ninguna manera estaba garantizada. El segundo factor fue la situaci贸n del pa铆s. Toda la administraci贸n de Van Buren se caracteriz贸 por ser una lucha; muchos consideraban que el pa铆s era un desastre. No solamente se filtraban la mayor铆a de los asuntos nacionales por las contenciones del regionalismo, el menor de los cuales no era la esclavitud (algo que Van Buren defend铆a abiertamente), sino que los efectos residuales del P谩nico de 1837 tambi茅n empujaron las barreras econ贸micas del pa铆s, en los primeros dos meses de haber asumido el cargo, da帽ando cualquier avance econ贸mico que 茅l esperara hacer. Adem谩s hab铆a problemas internacionales con la Gran Breta帽a y algunos pensaban que podr铆an estallar en guerra. El tercero y, probablemente el factor m谩s importante, era que los mormones no eran importantes en el panorama pol铆tico, en especial por lo que le solicitaron al presidente.
Interceder por los Santos en contra del estado de Missouri habr铆a requerido que Van Buren violara el fundamento de su personalidad pol铆tica, la premisa sobre la cual 茅l cre铆a que hab铆a hecho su carrera y que logr贸 su ascenci贸n a la presidencia 鈥 la protecci贸n de los derechos de los estados.鈥 Muchos han discutido la aparente incapacidad de Van Buren de iniciar la intervenci贸n federal a fin de proteger a los ciudadanos americanos y ejecutar su demandas por compensaci贸n por da帽os causados por un estado ofensor. Es verdad que las enmiendas a la constituci贸n, posteriores a la Guerra Civil, y que presumiblemente permit铆an tal intervenci贸n no estaban en vigor en esa fecha. Pero a煤n si hubieran existido tales estatutos en los libros que permitieran la acci贸n federal, es mi opini贸n que Van Buren estaba tan preocupado por tener bajo control las animosidades regionales que no habr铆a actuado a favor de los Santos, aunque hubiera tenido las leyes y los medios para hacerlo. Los mormones no importaban. No estaban en el 鈥渞adar鈥 de nadie, si me permiten usar t茅rminos modernos. Especialmente, no eran de importancia cuando se trat贸 de echar por los suelos toda la carrera del presidente contra algo que podr铆a haber acelerado lo impensable en esa 茅poca 鈥 la divisi贸n de la rep煤blica.鈥
Este punto de vista pol铆tico acerca de la supremac铆a de los derechos de los estados era tan fundamental para Van Buren y su postura era tan ampliamente conocida por los americanos, que no es plausible para m铆 el pensar que Jos茅 Smith haya ido a Washington ignorando lo que encontrar铆a all铆. Es dif铆cil pensar que los mormones fueran tan ingenuos con respecto a los instintos y la disposici贸n del presidente de su naci贸n referente al asunto de los derechos de los estados. Si hubiera una palabra que describiera lo que todos sab铆an acerca de Van Buren, y se ha usado repetidamente a煤n en tiempos modernos, esa ser铆a la palabra cauteloso. Un defensor cauteloso de los derechos de los estados, nunca hubiera tomado en cuenta lo que propusieron los Santos.
Y, francamente, el presidente ten铆a otros asuntos en su mente. El mensaje anual del Presidente para el Congreso, que se di贸 el 2 de diciembre de 1839, solamente tres d铆as despu茅s del encuentro con Jos茅 Smith, estuvo lleno de su agenda nacional, incluyendo el mal manejo de las dificultades con los Indios Nativos Americanos, y que 茅l llam贸 una 鈥渧erg眉enza.鈥 Pero su mensaje se centr贸 en el 茅nfasis continuo con respecto a la primordial ambici贸n de su presidencia, el establecimiento de una tesorer铆a nacional independiente. Esta meta era de tanta importancia para el presidente, y la empuj贸 tan fuertemente para poder establecerla, que hasta 1840 domin贸 las discusiones del Vig茅simo sexto Congreso. [16]
Insistiendo a los Pies del Presidente
As铆 que, 驴c贸mo se justifica la aventura de Jos茅 Smith a Washington? Puede tener su origen en una revelaci贸n recibida por Jos茅 Smith en diciembre de 1833 referente a la eventual redenci贸n de Si贸n 鈥攍a cual, por supuesto, fue lo que motiv贸 las peticiones de compensaci贸n鈥. Mis puntos de vista sobre el efecto que tuvo esta revelaci贸n en la forma de pensar y la conducta posterior de Jos茅 Smith, se derivan de la obra de mi colega Mark Ashurst McGee. En su reci茅n terminada disertaci贸n doctoral, argumenta que el consejo divino de la secci贸n 101 de la Doctrina y Convenios referente a las peticiones de los Santos para que el gobierno interviniera en el per铆odo posterior a su expulsi贸n del Condado de Jackson, dio las directrices que motivaron mucha de su estrategia futura. Sin embargo, lo que estoy comentando ahora, es mi propia interpretaci贸n de lo que impuls贸 a Jos茅 Smith para ir a Washington. La log铆stica divina al solicitar compensaci贸n por los da帽os causados a los Santos incluy贸 esta provisi贸n: 鈥淚nsistan a los pies del juez; y si este no les hace caso, insisten a los pies del gobernador; y si el gobernador no les hace caso, insistan a los pies del presidente; y si el presidente no les hace caso, entonces el Se帽or se levantar谩 y saldr谩 de su morada oculta, y en su furor afligir谩 a la naci贸n (Doctrina y Convenios 101: 86-89).
Parece ser que no hubo nada que recibiera Jos茅 Smith con posterioridad que silenciara esta estrategia. Esta instrucci贸n revelada no fue necesariamente una f贸rmula que adelantara el rechazo del presidente a actuar a favor de los Santos. Aparentemente Jos茅 Smith fue a Washington conociendo la forma de ser del presidente y sus pol铆ticas, pero con la esperanza de que Van Buren de alguna manera, mediante la inspiraci贸n divina, intuir铆a la necesidad de ayudar a los Santos. Los Santos, primordialmente, eran dem贸cratas. Ten铆an razones para creer que no solamente ser铆an escuchados, sino que ser铆an justificados. La decepci贸n de Jos茅 Smith vino cuando fue aparente que las pol铆ticas de Van Buren no solamente ignoraron las libertades concedidas divinamente en la Constituci贸n, sino que tambi茅n endurecieron su coraz贸n a las revelaciones e inspiraci贸n de Dios. La comparaci贸n al encuentro de Mois茅s con el fara贸n de Egipto es muy v铆vida. Me parece que Jos茅 fue a Washington pensando que Martin Van Buren consentir铆a a aceptar las peticiones de un 鈥減ueblo muy injuriado.鈥 John Reynolds explic贸 el cambio en las opiniones de Jos茅 Smith en vista de lo que hicieron el Presidente y el Congreso: 鈥淪u solicitud para compensar los da帽os causados a los mormones en Missouri, fue sometida al Senado y ambos senadores de Missouri, los se帽ores Benton y Linn, atacaron su petici贸n con tanta fuerza y violencia que ni siquiera pudo obtener un entierro decente. Smith regres贸 al estado de Illinois como 鈥渓iberal entusiasta.鈥 [17]
La Frustraci贸n Posterior a la Visita
Jos茅 Smith regres贸 a Nauvoo a principios de marzo de 1840. Su llegada a casa coincidi贸 con el ataque del Partido Liberal a Martin Van Buren, que estaban determinados a que no fuera electo en la elecci贸n del oto帽o. Tres informes period铆sticos en la primavera de 1840 tomaron las opiniones de Jos茅 Smith a su regreso a Nauvoo despu茅s de su educaci贸n en Washington. Esos informes ilustran, con cualquier licencia period铆stica que le concedamos a los periodistas o a sus corresponsales, la forma de pensar del Profeta. El domingo 22 de marzo, un escritor del peri贸dico New York Journal of Commerce report贸 un discurso de Jos茅 Smith dado a los Santos en Illinois en la que explic贸 su experiencia en Washington:
Despu茅s de una oraci贸n al Alt铆simo, y la lectura de un cap铆tulo de escritura sagrada, 茅l [Jos茅 Smith] comenz贸 su discurso. Les dijo a su pueblo que 茅l era siervo de ellos; y que ten铆an el derecho de conocer los detalles de su viaje; y por lo tanto, les dar铆a un relato minucioso. Que no le gustaba predicar de pol铆tica en el D铆a de Reposo, pero deb铆a liberar su mente, y deb铆a contar la historia completa.
El motivo de su visita a Washington, como bien lo saben, fue para hacer solicitudes al Congreso para que les auxiliaran, dici茅ndoles las molestias en Missouri. Pero sin resultado. Dijo que a su llegada a Washington, 茅l, junto con dos de los 茅lderes, (Rigdon y Higbee) buscaron al se帽or Van Buren en la 鈥淐asa Blanca鈥 con una carta de presentaci贸n, y que despu茅s de hacerle saber el motivo de su visita y pedirle que les ayudara, el se帽or Van Buren replic贸 鈥溌yudarles! 驴C贸mo podr铆a ayudarles? 隆 Todo Missouri se volver铆a contra mi.鈥 Pero le exigieron al se帽or Van Buren una audiencia, y 茅l despu茅s de escuchar por unos momentos su relato de su inocencia injuriada, sali贸 del cuarto abruptamente. Despu茅s de esperar por un buen rato a que regresara, se vieron en la necesidad de salir, desilusionados y disgustados. [18]
Aparentemente una de las razones por las que Jos茅 Smith estaba tan indignado por la respuesta de Van Buren fue porque estuvo sujeto a insulto personal, aunque la reputaci贸n general del presidente era de ser muy respetuoso. Al no tener la versi贸n de Van Buren de la historia, no sabemos si el presidente estaba ocupado o irritado por alguna otra cosa que lo hubiera influenciado en su trato hacia la peque帽a delegaci贸n. El reporte period铆stico continu贸: 鈥溍塴 pens贸 que el se帽or Van Buren los trat贸 con negligencia y una gran falta de respeto, y durante la conversaci贸n, entre otras cosas, Jos茅 le dijo al presidente que 茅l (el presidente) estaba engordando. El presidente le contest贸 que estaba al tanto de eso; que ten铆a que ir con frecuencia al sastre para que le ampliara la ropa, o para comprar un saco nuevo. El 鈥榩rofeta鈥 agreg贸, a toda voz, 鈥鈥榪ue experaba que continuara engordando, y que se hinchara, y,隆que explotara antes de la pr贸xima elecci贸n!鈥欌赌 [19]
Aunque las palabras fuertes pudieran haber sido una hip茅rbole ret贸rica para crear entre la congregaci贸n antipat铆a hacia la forma en que el presidente de la naci贸n hab铆a rechazado las peticiones de los Santos, las palabras concuerdan con otras expresiones de Jos茅 Smith referentes a la afrenta personal que sinti贸 a manos del presidente, una afrenta que el Profeta volvi贸 a repetir en cada oportunidad que tuvo despu茅s de su regreso de Washington. En la conferencia general del 7 de abril, el recuento de Jos茅 sobre lo que hab铆a sucedido en Washington fue reportado en un peri贸dico de Peoria, Illinois:
El primer d铆a [de la conferencia] el se帽or Smith, tom贸 la oportunidad de dar a la multitud congregada, la que consist铆a de unas tres mil personas, un relato detallado de su misi贸n, el cual fue dicho con gran claridad, y fue escuchado con profundo inter茅s. Dijo que tan pronto como llegaron a Washington, fue a ver al se帽or Van Buren, y le pidi贸 permiso para dejarle el documento que se le hab铆a confiado, a la vez que le declar贸 brevemente lo que conten铆a. Los modales del se帽or Van Buren fueron muy repulsivos, y fue solamente despu茅s de la urgente petici贸n de Smith, que consinti贸 en recibir el documento y dar铆a una respuesta al d铆a siguiente. Al siguiente d铆a Smith nuevamente llam贸 [y aqu铆 est谩 una de esas fuentes contradictorias que debemos considerar], y fue cuando el se帽or Van Buren acort贸 la entrevista al decir, 鈥渘o puedo hacer nada por ustedes, caballeros. Si lo hiciera, me pondr铆a contra todo el estado de Missouri, y ese estado se pondr铆a contra m铆 en la pr贸xima elecci贸n.鈥 El se帽or Smith dijo que se qued贸 como si le hubiera ca铆do un rayo ante esa confesi贸n. Siempre hab铆a cre铆do que el se帽or Van Buren era un estadista de mente abierta y que siempre le hab铆a apoyado como tal, pero que que ahora ve铆a que solamente era un pol铆tico ambulante, que sacrificar铆a todo con tal de promover su reelecci贸n. Se sali贸 abruptamente, y se regocij贸, ya fuera del palacio, al poder respirar una vez m谩s el aire de un hombre libre. [20]
En abril de 1840, otro periodista viajante, 茅ste del Alexandria Gazette, [de Virginia] dio el siguiente reporte acerca de la descripci贸n de Jos茅 Smith de su visita a Washington, mediante una conversaci贸n personal:
Era una hermosa ma帽ana cerca del fin de abril pasado [1840], cuando el escritor de este bosquejo, en compa帽铆a de un amigo cruz贸 el R铆o Mississippi, desde Montrose [Iowa], para visitar al profeta. . . . Bajamos de su oficina, y la conversaci贸n cambi贸 hacia su reciente visita a Washington, y la pl谩tica con el Presidente de los Estados Unidos. Nos dio a entender muy claramente que sus opiniones pol铆ticas hab铆an sufrido un cambio completo; y la descripci贸n de la recepci贸n que le dieron en la mansi贸n ejecutiva no fue para nada halagadora hacia el distinguido individuo que preside sobre sus hospitalidades
Antes de que hubiera escuchado la historia de nuestros agravios, dijo el indignado Profeta, el se帽or Van Buren, nos hizo entender que no pod铆a hacer nada para aliviar nuestras quejas sin que eso interfiriera en sus posibilidades pol铆ticas en Missouri. Dijo, no es tan adecuado para ser jefe de estado, como mi perro; porque mi perro se esforzar铆a por proteger a su amo insultado y abusado, en tanto que el actual magistrado en jefe no har铆a tanto como levantar su dedo para aliviar a una oprimida y perseguida comunidad formada por hombres libres, cuya gloria ha sido la de ser ciudadanos de los Estados Unidos. [21]
El efecto final de la delegaci贸n mormona a Washington en 1839-1840 fue una descepci贸n frustrada, sus s煤plicas fueron rechazadas por el presidente y por el Congreso. Previamente d铆 a entender que Jos茅 Smith cambi贸 su forma de pensar sobre la pol铆tica y los personajes pol铆ticos americanos, como consecuencia de su experiencia en Washington, como se ilustran por los informes period铆sticos citados arriba. Pero no se hab铆a rendido en cuanto a la premisa fundamental de que las instituciones americanas ten铆an obligaciones con la gente. En lo que quiz谩s fue el primer discurso que dio despu茅s de regresar de su aventura en Washington, les record贸 a los Santos, de acuerdo con el reporte de su t铆o John Smith, que 鈥渓os asuntos que ya est谩n ante el Congreso [referentes a los Santos] actualmente era la 煤nica cosa que deb铆a interesar a los Santos. . . . Pidi贸 que se hiciera todo esfuerzo posible para mandar a Washington declaraciones juradas, y tambi茅n cartas a los miembros del Congreso.鈥 [22]
En un tema para otra ocasi贸n, lo que hizo Jos茅 Smith con posterioridad a su encuentro con el presidente y el Congreso inici贸 lo que se ha descrito como su papel como estadista-profeta. Ciertamente el punto de vista de Jos茅 Smith de su ministerio prof茅tico se hab铆a expandido mediante su defensa de sus conciudadanos Santos ante los magistrados supremos de esa 茅poca, y lo volver铆a a solicitar en otro d铆a.
Notas
[1] Robert D. Foster, 鈥淎 Testimony of the Past: Loda, Illinois, 14 de febrero de 1874,鈥 The True Latter Day Saints鈥 Herald (15 de abril de 1875); p谩ginas 225-226.
[2] Carta de Jos茅 Smith y Elias Higbee para Hyrum Smith, 5 de diciembre de 1839, en la ciudad de Washington, , 鈥淐orner Missouri and 3d Street,鈥 Colecci贸n de Jos茅 Smith, Libro de Cartas 2: 85-88, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City.
[3] De Jos茅 Smith y Elias Higbee para Hyrum Smith, 鈥淓n la Esquina de las Calles Missouri y Tercera.,鈥 Letterbook 2: 85-88.
[4] Francis J. Grund, Aristocracy in America: From the Sketch Book of a German Nobleman (Nueva York: Harper & Brothers, 1959), p谩ginas 229-230.
[5] Francis J. Grund, Aristocracy in America, p谩gina 231.
[6] De Jos茅 Smith y Elias Higbee para Hyrum Smith, 鈥淓n la Esquina de las Calles Missouri y Tercera.,鈥 Letterbook 2: 85-88.
[7] 笔别谤颈贸诲颈肠辞 Adams Sentinel (Gettysburg, Pennsylvania), 30 de diciembre de 1839.
[8] 9 de noviembre de 1839: Rigdon, Sidney. Springfield, Ill. para Martin Van Buren y los Jefes de Departamentos, en Washington. Presentando a Jos茅 Smith hijo, y Elias Higbee, mormones. A.L.S. 1 p.; y 9 de noviembre de 1839: Adams, J. Springfield, Illinois, para M[artin]Van Buren, Washington. Presentando a dos mormones, Jos茅 Smith hijo, y [Eliaes] Higbee. A.L.S. 1p. Library of Congress: Calendar of the Papers of Martin Van Buren (Washington: Government Printing Office, 1910), p谩gina 382.
[9] John Reynolds, My Own Times: Embracing Also the History of my Life ([Belleville,] Illinois: B. H. Perryman y H. L. Davidson, impresores], 1855), p谩gina 367.
[10] De Jos茅 Smith y Elias Higbee para Hyrum Smith, 鈥淓n la Esquina de las Calles Missouri y Tercera.,鈥 Letterbook 2: 85-88.
[11] De Jos茅 Smith y Elias Higbee para Hyrum Smith, 鈥淓n la Esquina de las Calles Missouri y Tercera.,鈥 Letterbook 2: 85-88.
[12] John Reynolds, My Own Times, p谩gina 359.
[13] John Reynolds, My Own Times, p谩gina 367.
[14] John Reynolds, My Own Times, p谩gina 359.
[15] De Jos茅 Smith y Elias Higbee para Hyrum Smith, 鈥淓n la Esquina de las Calles Missouri y Tercera.,鈥 Letterbook 2: 85-88.
[16] The Congressional Globe: Containing Sketches of the Debates and Proceedings of the Twenty-Sixth Congress, First Sesion, Volume VIII (Washington: Globe, 1840).
[17] John Reynolds, My Own Times, p谩gina 368.
[18] Reimpreso en 鈥淭he Mormons for Harrison,鈥 Peoria Register ad North-Western Gazetteer, 17 de abril de 1840.
[19] 鈥淭he Mormons for Harrison,鈥
[20] 鈥淭he Mormons for Harrison,鈥
[21] The Sun [Nueva York] 28 de julio de 1840. Este art铆culo, que recibi贸 una amplia circulaci贸n, apareci贸 inicialmente en el peri贸dico Alexandria Gazette, [en Virginia]. Tambi茅n apareci贸 en el Courant de Hartford, Connecticut el 29 de agosto de 1840; y en el Quincy Whig [en Illinois] el 17 de octubre de 1840.
[22] Registros de la Estada de Iowa, 1839-1841, 6 de marzo de 1840. Biblioteca de Historia de la Iglesia.